10 de diciembre de 2006

Defensor del consumidor

El otro día una amiga me comentó indignada el percance que había tenido con una empresa de alquiler de bicicletas de Valencia, no sé su nombre por lo que no lo puedo reproducir pero sisé deciros que está junto a la gasolinera de la BP en la Avenida Aragón y tiene otras filiales por ahi distribuidas. El local también funciona como ciber y además se ofrecen para liberar móviles.

La cuestión es que mi amiga se había informado para alquilar cinco bicicletas que le hacían falta para dar una vuelta por la huerta al norte de la ciudad. De hecho no habló con esa tienda si no con otra que le venía mejor. El acuerdo al que llegaron telefonicamente fue que pasarían a por ellas el domingo y que sólo haría falta el DNI de uno de ellos para poder sacar las bicicletas.

El primer fallo vino cuando no estaba abierta la tienda a la que había llamado mi amiga. Entonces decidió acercarse ese mismo domingo a la otra (a la de la avenida Aragón), allí le dijeron que no, que necesitaban un DNI por persona, además de que solo podían devolver la bicicleta en esa tienda, si lo hacían en otras -como figura en la publicidad- se quedaban ¡los 50 euros de fianza!. En un acto de buen consumidor¡, mi amiga decidió pedir la hoja de reclamaciones que consiguió rellenar pese a las negativas que le ofrecía la trabajadora de la tienda.

Pues bien esa tienda pertenece a un empresario que también posee varios pubs en la zona Woody que gracias a su respeto del horario han declarado zona acusticamente saturada, perjudicando a otros 40 locales que si cumplen la legislación -y noches de insomnio a los vecinos del lugar-.

¿Por que esa gente sigue teniendo negocios?

Quizá nuestra mala educación conformista, el mundo acelerado en el que vivimos, u otras tantas cuestiones no nos hacen ver que quien tiene el poder es el cliente, él es que debe tener la razón y si la tiene ha de saber que existen herramientas para hacer frente a los carroñeros de los business que tratan de amedentrarnos. Lo primero acercaros a una asociación de consumidores.
Y prootestad, siempre protestad (cuando tengáis razón claro).

¿Y la administración que hace a todo esto? A eso contestaré otro día.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Considero q un gran impedimento para que los consumidores no hagan valer sus derechos, a parte de que no tenemos esa mentalidad, es q la informacion acerca de los pasos que tenemos que hacer y seguir para reclamar es escasa y difusa... ¿Que hago ahora yo con la reclamacion de las bicis? ¿Me la tengo q quedar, llevarla a algun sitio...? No tengo ni idea! Y eso hace mas complicado aun que tenga ganas de luchar por mis derechos ¡Pero seguire haciendolo pese a todo!

Marga V. dijo...

La hoja de reclamaciones, si es oficial, lleva un teléfono al que llamar. En Valencia ciudad la hoja se lleva o envía a la Oficina de Defensa del Consumidor (o algo así) que están en el jardincito del Parterre, esq. calle de la Paz.

Luego ya ... silencio.

Hace años me tocó ir para una reclamación a Consumo (calle Guardia Civil 19 o 21) - pero tuve mala suerte, insistieron en que hiciera la reclamación en nombre de mi padre, titular de un contrato antiguo con Butano, y luego toda la correspondencia certificada iba dirigida a mi padre, que además murió en el ínterim, ya que la tramitación duró AÑOS.

Al final llamé por teléfono al último remitente de carta certificada (Junta Arbitral por la zona del puerto), pillé a una persona competente y práctica, y más o menos me orientó sobre cómo seguir, y tomó nota del incidente para incluirlo en un expediente que ya tenían abierto. Eso fue todo lo que pude conseguir.

Marga V. dijo...

Esa gente sigue teniendo negocios porque tenemos un sistema legal y jurídico antediluviano y mastodóntico. Lo más sencillo sería inhabilitar a la gente que hace mal sus deberes: a los políticos, a los gestores, a los dueños de locales de ocio, etc. - para proteger a la ciudadanía, es decir, actuar preventivamente. Pero no, sólo puedes reclamar cuando los daños son enormes y acreditables. Es como la sanidad, sólo te atiende bien cuando estás mal, cuando sólo estás medio mal te ignora o te despacha con cuatro antibióticos.